Desde el principio de los tiempos, un adulto, casi siempre la madre, de forma natural e intuitiva, atendía a las criaturas hasta que éstas fueran autónomas e independientes.
En el Siglo XIX, nacieron dos de los grandes artistas de la educación, María Montessori y Rudolf Staiener, quienes sostienen que la educación en los tres primeros años de vida debe estar rodeada de una verdadera atención personalizada, amorosa, cercana y maternal, lo que hará posible un pleno y sano desarrollo físico, social e intelectual en las criaturas. A día de hoy, estos estudios basados en la observación y acompañamiento se ven abalados por los resultados de las investigaciones en neurociencia y neurobiología.
En el Reino Unido, durante la década de los 70, ya se llevaba a cabo la práctica no regularizada de Madre y Padre de Día, legalizándose en 1977 hasta la actualidad.
En la actualidad, la profesión de Madre y Padre de Día se desarrolla legalmente en Alemania (tagesmutter), Suiza (mamas de jour), Reino Unido (childminders) o Francia (assistante matermelle). Estos profesionales necesitan formación específica y el estado inspecciona regularmente los proyectos y dota a las familias de apoyo económico para sufragar estos gastos.